Los sexólogos y neurólogos con los que consultó Jennifer Turnner para informarse sobre lo que necesitaba saber antes de iniciar su novela, le aseguraron que fantasear estimula la mente y el cuerpo, y nos permite superar la realidad, creando situaciones que favorecen nuestros sueños y esperanzas. La fantasía proviene de nuestra imaginación, de un deseo no conseguido, o de una insatisfacción. Por ello, imaginar no tiene límites, pues empieza a desarrollarse en la mente proyectando ese deseo antes de poder vivirlo. Es como un ensueño. Imágenes que nos acercan al placer y que nos permite sentirnos libres.

La naturaleza humana en cuestiones de sexo es intrépida y curiosa, por lo cual, los «elegidos» por la escritora, son aquellos hombres que buscan en la Red una amante anónima, que les consienta transgredir todas las normas sexuales que no les están permitidas en sus hogares. Por ello salen a la busca de esa mujer que también necesita sucumbir a sus anhelos, sin miedo a ser juzgada. Porque no le importa lo que pueda pensar de ella un desconocido, ya que, una vez terminado ese encuentro, se separan para no volver a verse más.