PRÓLOGO DE LOS ATARDECERES DE JULIA

 

 

 

LOS ATARDECERES DE JULIA
PRÓLOGO
Para dar título a una obra compuesta en 1853, en honor del violinista romántico Joseph Joachim, algunos de sus íntimos amigos, Schumann y Brahms entre otros, utilizaron estas palabras: Frei, Aber Einsam. La pieza era una sonata para violín y piano en la que se incluyó un magnífico motivo musical formado por las notas fa-la-mi, equivalentes en español a las letras alemanas F-A-E. Constituían las iniciales del lema con el que el célebre violinista intentó dirigir toda su existencia. «Frei, aber einsam», «Libre, aunque solitario», bellísimas palabras de la que fue máxima vital del compositor.
La muerte tiene un precio y el amor tiene el suyo, que se suele pagar con soledad. La que siente la protagonista de este conmovedor relato de Celia Velasco-Saorí, al contemplar lo profundo del cielo durante los momentos en que se sienta en el banco del jardín para conversar con quien ya está ausente. Cada día, todos los días, sin apartar de él los ojos del recuerdo. Con los pensamientos llenos de nostalgia y lágrimas, y sintiendo rota el alma.
Libres, aunque solitarios…, como la protagonista y la autora…, porque los creadores necesitan encontrarse solos para desentrañar sus silencios. De ese modo es como llegan a hacerse audibles las voces de su propia verdad.
No he podido dejar de pensar, al leer esta novela, en otras tantas historias de amor conocidas por el cine y la literatura. Y en el hecho de los constantes finales de tragedia. La vida está llena de Romeos y Julietas con existencias llenas de belleza y desdicha, como si un sino implacable uniera tenazmente esos dos términos. Y es que tal vez se equivoque quien piense que el amor y la muerte son destinos distintos. La enamorada amante, agotada de soñar cada noche el amor ausente, despertaba, también cada mañana, revolviendo las sábanas para ver si algún pedazo de sueño se había quedado enganchado entre ellas… Cada mañana, hasta que no pudo más…
Generalmente los libros nos abren horizontes de mundos por descubrir; el recorrido va dejando una galería de estampas y personajes que nos salen al encuentro. Sin embargo, más que lo que vamos a ver y a descubrir, de novelas como ésta, nos interesa su dimensión interior, la que se produce no a través de los hechos, sino de las emociones y el corazón.
Celia Velasco-Saorí transita, en estas páginas, a través de la dimensión que no es otra que la del alma. Y lo hace dejando plasmados unos sentimientos que resultarán familiares a cualquier lector… Porque ¿quién no ha experimentado alguna vez pasiones semejantes a las que aquí encontramos?
El lector que se sienta vivo, sin duda, quedará conmovido por la intensidad de esta historia.
Ubaldo Gutiérrez Martínez
Profesor de Literatura Profesor de Sociología en la Universidad de Periodismo (Granada)
Foto: LOS ATARDECERES DE JULIA
PRÓLOGO
Para dar título a una obra compuesta en 1853, en honor del violinista romántico Joseph Joachim, algunos de sus íntimos amigos, Schumann y Brahms entre otros, utilizaron estas palabras: Frei, Aber Einsam. La pieza era una sonata para violín y piano en la que se incluyó un magnífico motivo musical formado por las notas fa-la-mi, equivalentes en español a las letras alemanas F-A-E. Constituían las iniciales del lema con el que el célebre violinista intentó dirigir toda su existencia. «Frei, aber einsam», «Libre, aunque solitario», bellísimas palabras de la que fue máxima vital del compositor.
La muerte tiene un precio y el amor tiene el suyo, que se suele pagar con soledad. La que siente la protagonista de este conmovedor relato de Celia Velasco-Saorí, al contemplar lo profundo del cielo durante los momentos en que se sienta en el banco del jardín para conversar con quien ya está ausente. Cada día, todos los días, sin apartar de él los ojos del recuerdo. Con los pensamientos llenos de nostalgia y lágrimas, y sintiendo rota el alma.
Libres, aunque solitarios..., como la protagonista y la autora..., porque los creadores necesitan encontrarse solos para desentrañar sus silencios. De ese modo es como llegan a hacerse audibles las voces de su propia verdad.
No he podido dejar de pensar, al leer esta novela, en otras tantas historias de amor conocidas por el cine y la literatura. Y en el hecho de los constantes finales de tragedia. La vida está llena de Romeos y Julietas con existencias llenas de belleza y desdicha, como si un sino implacable uniera tenazmente esos dos términos. Y es que tal vez se equivoque quien piense que el amor y la muerte son destinos distintos. La enamorada amante, agotada de soñar cada noche el amor ausente, despertaba, también cada mañana, revolviendo las sábanas para ver si algún pedazo de sueño se había quedado enganchado entre ellas... Cada mañana, hasta que no pudo más...
Generalmente los libros nos abren horizontes de mundos por descubrir; el recorrido va dejando una galería de estampas y personajes que nos salen al encuentro. Sin embargo, más que lo que vamos a ver y a descubrir, de novelas como ésta, nos interesa su dimensión interior, la que se produce no a través de los hechos, sino de las emociones y el corazón.
Celia Velasco-Saorí transita, en estas páginas, a través de la dimensión que no es otra que la del alma. Y lo hace dejando plasmados unos sentimientos que resultarán familiares a cualquier lector... Porque ¿quién no ha experimentado alguna vez pasiones semejantes a las que aquí encontramos? 
El lector que se sienta vivo, sin duda, quedará conmovido por la intensidad de esta historia.
Ubaldo Gutiérrez Martínez
Profesor de Literatura Profesor de Sociología en la Universidad de Periodismo (Granada)PRÓLOGO