Blog
Los pesares de Julia Maldonado
Se desabrochó lentamente el abrigo y lo dejó caer al suelo. Se dirigió a la nevera, abrió una botella de vino y, sirviéndose una copa, empezó a dar vueltas por el salón como una posesa…
Al rato, dando traspiés por el salón, terminó por sentarse en un sofá, apoyó cabeza en el respaldo y cerró los ojos. Poco después unas lágrimas calientes empezaron a deslizarse por su rostro, a la vez que imágenes confusas se proyectaban nítidamente en su mente, viéndose ella misma, un año atrás, llamando al movil de Javier sin obtener respuesta.
Todo a su alrededor se quedó paralizado. Y, de repente, el pasado se convirtió en presente.
Y su mente trastornada la llevó a verse tirada en cualquier calle, como un perrillo sin amo, sola, abandonada…