«Muchas veces pensé que habiendo salido de su país de manera clandestina, cuando en Rusia se vivía una situación bastante convulsa, el hecho de instalarse por una larga temporada en varios países europeos, y haberse desenvuelto siempre con gentes de la alta sociedad, hubiera levantado ciertas sospechas a la fiscalía y al juez. Por ello, llegué a pensar que su caso se pudiera estar demorando por estar relacionado con temas políticos, pues también me enteré que se investigaba el pasado de los dos desaparecidos por si existía algún vínculo anterior entre los tres.» TATIANA PETROVA, LA PROFESIONAL, novela de Celia Velasco-Saorí.
PRECIOSAS PALABRAS LAS QUE ME DIRIGIÓ MI MARIDO, PEDRO PRIETO, EN LA PRESENTACIÓN DE MI SEGUNDA NOVELA, sexoenlared.com,Y QUE HOY, 5 AÑOS DESPUÉS,ME ENVÍA FB. «LAS COSAS NO PASAN POR CASUALIDAD» «Hace cinco años, Celia y yo salimos a cenar una noche al Pueblo Español. Celia no atravesaba por su mejor momento, entre otras cosas porque la crisis la había obligado a cerrar su agencia de comunicación. De repente se me ocurrió proponerle que escribiera sus memorias, pues es mujer de mundo, con muchas experiencias -azafata, periodista, locutora, publicista, organizadora de eventos, RR.PP., etc.-, por tanto, seguro que podía contar historias. «Y encima dejarás de comerte el coco», apunté. Y así lo hizo. Y escribió su biografía, que si un día ve la luz no va a dejar indiferente a nadie. Y desde entonces a hoy, ha escrito cuatro libros, dos por publicar, que nada tienen que ver en cuanto al contenido con los dos publicados Los atardeceres de Julia y sexoenlared.com. Pues bien, para que vean como son las cosas, anteanoche, Celia presentó, con enorme éxito por cierto, su segundo libro, y lo hizo en el mismo espacio donde años atrás le propuse que escribiera: El Pueblo Español. ¿Casualidad? Creo que no. Las cosas no pasan por casualidad, sino porque así tienen que ser. Y lo hizo teniendo más amigos que entonces. Y se lo digo yo, que estuve observando la presentación desde un lugar discreto. Y es que Celia se lo ha currado. Nadie le ha regalado nada. Ha trabajado a fondo. Muchas horas frente al ordenador, muchas horas investigando, preguntando, leyendo, porque como digo, nada es por casualidad, ni las cosas le caen a uno del cielo. ¿Sorprendido? Pues, conociéndola como la conozco después de 32 años, no me sorprende. En todo caso asombrado por su capacidad y su imaginación, que se traduce en una enorme creatividad. Y encima, la facilidad y el humor que tiene dirigiéndoselo a la gente, haciéndonos reír a todos los presentes. Responde a cualquier pregunta, no se corta al hablar con claridad sobre cómo consiguió a los protagonistas de la novela que ha presentado, y por fortuna para ella no pertenece a ningún circulo cultural, o lo que es peor, cultureta, sino que es libre como su pensamiento. Por eso esta tarde, viendo lo que ha conseguido, y lo que sé que va a conseguir, me he pedido un carajillo de güisqui y he brindado por ella. Porque definitivamente, paso a ser el marido de Celia Velasco.»
PRÓLOGO DE TATIANA PETROVA, LA PROFESIONAL. Cuando uno viaja en automóvil, puede hacerlo de diferentes formas, en función de cómo sea la carretera y el paisaje. Sí vas por autopista cruzando un desierto, lo que te pide el cuerpo es pisar el acelerador, pegarte al volante y descargar adrenalina. Si te enfrentas a una carretera de curvas, viendo acantilados en el borde, lo que quieres es llegar pronto al destino o encontrar un lugar para dar la vuelta. Si, por el contrario, conduces por una carretera sin casi curvas, de buen pavimento y con bellos paisajes bordeándola, lo que te apetece es levantar el pie del acelerador, bajar las ventanillas y sentir la suave brisa acariciar tu cara mientras disfrutas del paisaje. Con las novelas pasa lo mismo. Las hay que te enganchan desde el primer párrafo, que te cargan de adrenalina y necesitas devorar páginas agarrado al libro como si del volante del automóvil a gran velocidad se tratara. Otras empiezas a leer y todo son curvas, lees una página y quieres dejarla, pero decides seguir a por la siguiente curva, esperando encontrar detrás la carretera bien pavimentada. Al final, pierdes la esperanza y te convences de que solo tienes dos opciones, tomarlo con calma y llegar al final, curva tras curva, página tras página, o dar la vuelta, cerrar el libro. Con esta novela que, queridos lectores, tenéis entre vuestras manos, os vais a encontrar en el tercer caso, es una novela para levantar el pie del acelerador, recostarte en el asiento, y no solo bajar el cristal de la ventanilla, sino retirar la capota para disfrutar con todos los sentidos. Sí, esta novela lleva techo descapotable. Es para recrearse leyendo despacio, absorbiendo, sintiendo, viviendo cada párrafo en un viaje que os llevará a un inesperado lugar, un final impactante.
Escribir sobre las debilidades o las vicisitudes humanas en ambientes sociales difíciles nunca es fácil, pero la autora es una maestra en ese aspecto, como hemos podido apreciar en anteriores obras suyas como Los atardeceres de Julia, Don Isidoro, sexoenlared.com, o Vidas Rotas. En esta novela, nos lleva a un viaje por el mundo artificial de la prostitución de lujo, pero sin olvidar el lado humano de las personas que se dedican a esa profesión, y que también tienen sus miedos y sus ilusiones. El lado humano es en esta obra lo que lleva a un desenlace inesperado. Estoy seguro que, como me ha sucedido a mí, os sentiréis sutilmente atrapados entre las páginas de esta novela que ahora tenéis entre las manos. Poneros cómodos, levantar el pie del acelerador, y disfrutar del viaje.
Ante mi asombro, pues pensé que los «anónimos protagonistas» de mi novela erótica «sexoenlared.com» nunca sabrían quién era la mujer que había mantenido con ellos una relación erótica virtual, una vez la novela salió a la venta, alguno «pilló» que cabía la posibilidad de estar entre las páginas de una novela que vieron el las estanterías de una librería, y lo compró.
Y me escribió, pues ya tenía todos los datos de la autora.
Aquí os dejo lo que uno de los cuatro que me enviaron unas líneas, me dijo. Agradeciendo a todos ellos que no estuvieran enfadados conmigo, aunque, lo cierto, es que no escribí nada que les pudiera identificar, y no corregí nada de lo que me enviaron. Y siempre les quedé muy agradecida, porque me dieron un magnífico contenido que ha hecho que la novela tuviera un gran éxito. Esto me lo escribió uno de los protagonistas. «Es curioso imaginarlo así: de la oscuridad del ciberespacio, una desconocida podría tomar forma y presencia. Alguien que no pregunta, que no se inmiscuye en tu vida, porque de ella poco le importa. Solo desea tu cuerpo, tu placer y el suyo, unos besos robados, unas caricias en penumbra, una unión eterna que dura unos minutos, un adiós entre caricias… Y ninguno se preguntará en el mañana, porque no tienen mañana. Solo el destino sabrá si les tiene deparado un segundo, o quizás un tercer encuentro… Pero te aseguro que resulta delicioso sucumbir poco a poco a las insinuaciones de tu coquetería.»
Ante mi asombro, pues pensé que los «anónimos protagonistas» de mi novela erótica «sexoenlared.com» nunca sabrían quién era la mujer que había mantenido con ellos una relación erótica virtual, una vez la novela salió a la venta, alguno «pilló» que cabía la posibilidad de ser uno de ellos. Y aquí os dejo lo que uno de los cuatro que me enviaron unas líneas, me dijo. Agradeciendo a todos ellos que no estuvieran enfadados conmigo, aunque, lo cierto, es que no escribí nada que les pudiera identificar, y no corregí nada de lo que me enviaron. Y siempre les quedé muy agradecida, porque me dieron un magnífico contenido que ha hecho que la novela tuviera un gran éxito. Esto me lo escribió uno de los protagonistas. «Es curioso imaginarlo así: de la oscuridad del ciberespacio, una desconocida podría tomar forma y presencia. Alguien que no pregunta, que no se inmiscuye en tu vida, porque de ella poco le importa. Solo desea tu cuerpo, tu placer y el suyo, unos besos robados, unas caricias en penumbra, una unión eterna que dura unos minutos, un adiós entre caricias… Y ninguno se preguntará en el mañana, porque no tienen mañana. Solo el destino sabrá si les tiene deparado un segundo, o quizás un tercer encuentro… Pero te aseguro que resulta delicioso sucumbir poco a poco a las insinuaciones de tu coquetería.»
(Párrafo de mi novela VIDAS ROTAS) «Zigzagueando, entró en el metro atiborrado de gente, intentando no tropezar con nadie. Cuando alcanzó el andén el tren estaba llegando a la estación. Tras detenerse y abrir sus puertas, una avalancha humana se precipitó en su interior sin apenas dejar espacio para que salieran los pasajeros que querían apearse. “El pan nuestro de cada día”-pensó-, a la vez que notó el acoso de un tío restregándose contra ella. Conocedora de lo que hacían algunos individuos aprovechándose del gentío que abarrotaba los vagones, que se acercaban a alguna chica disimuladamente para rozar contra ella sus genitales, le propinó un buen taconazo, notando que el sujeto se separaba sin abrir la boca y, posiblemente, aullando en su interior por el pisotón recibido.»
«A las siete en punto, sonó el viejo despertador de campanas en la mesilla de Laura con un prolongado y persistente ¡rinnngggg!, que fue interrumpido bruscamente por la almohada que le lanzó irritada desde la cama. Se dio media vuelta y se puso un cojín sobre la cabeza, tratando de olvidar el desapacible soniquete que la había despertado en lo mejor del sueño. Pero, aunque el reloj hubiera caído al suelo, cumpliendo con su misión, volvió a sonar insistente, recordándole que había sido ella quien lo puso a esa temprana hora para que la obligara a levantarse.» (Párrafo de VIDAS ROTAS)
«Los días encerrada entre cuatro paredes de hormigón y barrotes, son largos y tediosos. Además de perder la libertad, dejas de ser dueña de tu tiempo, puesto que todos tus minutos los administran los funcionarios, por lo que debes asumir esa monotonía como otra condena añadida. Todos los días son iguales. Me encerraron sin tener pruebas concluyentes, y sin haber encontrado ninguna pista, lo cual, para mí, fue como si hubieran tirado la llave de mi libertad al mar.» (Párrafo de «TATIANA PETROVA: LA PROFESIONAL, de Celia Velasco-Saorí.)
«No todos los hombres son buenos. Por eso, insisto en que, si has decidido ejercer esta profesión, ten siempre los pies en la tierra, sabiendo muy bien a quién te entregas. Ya te he dicho que has de ser tú siempre la que elija al hombre, y quien debe poner las normas antes de que te exija algo que no desees hacer.» (Párrafo de la novela TATIANA PETROVA, LA PROFESIONAL, de Celia Velasco-Saorí)
«Pronto me veré así unas cuantas semanas, o meses… hasta publicar mi próxima novela, que ya la he terminado, pero tengo que entrar en la parte más complicada: correguir».
Comentarios
Pilita Velasco Carles Es una tarea ardua y dura que luego tiene su recompensa. Escribes con una gran perfección tanto al describir los sentimientos de tus personajes, los cuales desde el protagonista como los secundarios rezuman una gran sensibilidad y humanidad, como al describir las ciudades o lugares dónde se desarrolla la acción. Los ves, sientes que estás allí. Cuidas hasta el más mínimo detalle. Por todo ello eres una gran escritora. Lo voy comentando por aquí, para que te vayan pidiendo tus libros y puedan disfrutar con su lectura.