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Recordando a DON ISIDORO
De mi novela: DON ISIDORO»-Siendo yo muy niño, hubo grandes cambios en la moda femenina -le explicaba DON ISIDORO a una de las chicas de «Las Palomas»-. Las mujeres más modernas de Madrid empezaron a cortarse el pelo tipo chico, lo llamaban look garçon, es decir, moda masculina. Y si el maquillaje recargado se había considerado siempre vulgar, empezó a ponerse de moda exagerarlo: ojos con gruesas rayas negras, la boquita de piñón en un rojo intenso, las cejas perfectamente depiladas en forma semicircular, y el color de moda en el cabello era el rubio platino, como el de las actrices de Hollywood. Las mujeres que se consideraban más modernas empezaron a imitar a Grata Garbo y Marlene Dietrich, mujeres de hombros anchos y caderas delicadas, con escotes enormes provocando el delirio de los hombres, que sucumbían frente a esa belleza madura de movimientos felinos y mirada dormida. Así, la mujer empezó a estar envuelta en un halo de misterio, encanto y sensualidad. Pero pronto pasó el furor de los cabellos cortos y empezaron a dejarse crecer la melena, que sujetaban con moños altos o con pañuelos a modo de turbante, práctico también para disimular los cabellos descuidados por falta de recursos en aquella época. Años después, ya serían los 50, incluso los 60, las mujeres se cambiaban el pelo muy a menudo: liso, ondulado, rubio, caoba, negro… Y se puso de moda la cola de caballo, imitando a la sensual actriz francesa Briguitte Bardot, volviendo a surgir la mujer con cintura de avispa, con mucho volumen en los hombros y pechos, aumentando el vuelo de sus faldas por debajo de las rodillas.»