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VIDAS ROTAS (de la próxima novela de Celia-Velasco-Saorí)

LAURA NO SABE CONTROLAR SU ADICCIÓN AL ALCOHOL.images-169

Pero la mayor tragedia de la reducida vivienda, era tener que subir a pie los cinco pisos a través de una empinada escalera de altísimos peldaños de madera, que la dejaban sin aliento, y que, en las noches de excesos alcohólicos, la obligaban a subir gateando, para terminar acurrucada en cualquier rellano donde se quedaba dormida hasta que los vecinos más madrugadores, compadeciéndose de ella, la recogían y la ayudaban a llegar a su casa.

images-174-“Laurita, querida, ¡tienes que cuidarte más! Si tu abuela te viera… ¿Te imaginas lo triste que se pondría al verte en este estado?” –le recriminaba doña Engracia, la del cuarto izquierda, que, pese a sus años, subía las escaleras de un tirón.

-Sí, doña Engracia. Tiene razón –respondía entre tropezones, intentando alcanzar el próximo escalón-. Estoy tratando de controlarlo, pero me resulta tan difícil…

Los vecinos, personas mayores que vivían en aquel edificio desde hacía muchos años, eran como una gran familia. Conocedores del drama que la chica había pasado con su madre, y la gran amistad que les unió a su abuela durante tantos años, comprendían su estado de ánimo y se apiadaban de ella.images-176

-“No hace falta que te diga que si necesitas hablar con alguien, si quieres que te traiga algo del mercado, o cualquier otra cosa, puedes contar conmigo. Ya sabemos que trabajas hasta muy tarde, y que no tienes tiempo para hacer esos recados de ama de casa. Sabes que te apreciamos, Laurita.”

-Gracias de nuevo, doña Engracia, pero me las arreglo. No se preocupe.

Y regresaba a su pequeño mundo de cuarenta metros, íntimo e infranqueable, donde pasaba muchas noches en vela y horas de angustia infinita. images-179

 

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