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Párrafo de VIDAS ROTAS, el nuevo libro de Celia Velasco-Saorí.

images-225Cuando entró en el vagón, se sentó frente a un anciano de espesas cejas grises, que cubría su cabeza con un gorro de lana.

Para distraerse durante las catorce paradas que le quedaban hasta llegar a la Plaza de España, miraba a hurtadillas a la gente, estudiando sus gestos, sus muecas, sus tics… O agudizaba el oído para escuchar las conversaciones que mantenían los que la rodeaban, pescando retazos de algunas que, o bien la divertían o, por el contrario, la perturbaban.

Esa tarde, su atención se centró en el viejo de espesas cejas.

Tenía ojos pequeños y cansados.   images-221

“Su vida ha debido de ser dura –pensó al observarle-. Tiene unas manos fuertes y gastadas. Debe de ser de esos que han trabajado toda su vida de sol a sol, en el campo o en la construcción, para llevar a su casa el salario íntegro con el que poder mantener a una familia numerosa.”

Llegaron a una estación principal donde se apearon muchos pasajeros y entraron unos pocos más.

images-224“Quizás –seguía mirando al viejo-, es de los que se toma todos los días unos vinos con los amiguetes en el bar, porque tiene venillas rojas en la cara, y eso es señal inequívoca de bebedor. Es posible que sea viudo. El cuello de la camisa que lleva debajo del jersey, se ve sucio y deshilachado. Si su mujer viviera, supongo que no le dejaría salir así a la calle. ¡Pobre hombre! Sus hijos deben de tener una vida similar a la que él tuvo, por lo que no tienen tiempo de ocuparse del abuelo. ¿Dónde irá ahora este hombre? ¿Y de dónde vendrá? Puede que pase parte del día en el metro, yendo de una punta a otra. Aquí, por lo menos, se distrae viendo entrar y salir a la gente, y está calentado.”     images-218

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