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La escritora y protagonista de «sexoenlared.com», Jennifer Turnner, se confiesa.

la foto 1-4Amparada detrás de la pantalla de mi MacBook Air, tenía la virtud de manejar a mi antojo los placeres más excitantes de los hombres que caían en mi “tela de araña”, desbordando mi imaginación de tal manera, que, a veces, me parecía tan real lo que les contestaba, que tenía que pellizcarme para volver a la realidad.
la foto 1-2Sin embargo, en otras notaba una especie de vértigo al comprobar que esas fantasías parecía sentirlas realmente, e incluso, desearlas. Pero me armaba de valor y les respondía con el mismo ardor que ellos ponían en sus relatos, mostrándome atrevida y abierta a cualquier insinuación que me hicieran por muy audaz que fuese. Porque reconozco que, cuando me ponía a escribir, me sentía poderosa y seductora como una mujer experta en estas lides. Incluso les hablaba en su mismo lenguaje, ardiente y provocador. Aprendí a describir como era un suspiro en el momento en el que el relato así lo requiriese, suspiros que se transformaban en jadeos y gemidos, siempre y cuando la pasión que alcanzásemos fuera lo suficientemente excitante.

Les tenía hechizados.

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Envalentonada por el anonimato, y sabiendo que jamás nos conoceríamos personalmente, a veces llegaba a pensar que era incluso un poco descarada en mis insinuaciones. Pero sonreía, diciéndome que esa era la manera de conseguir que sus relatos fueran en la línea que me había propuesto. Así, nuestra correspondencia comenzó a dar sus frutos, con lo cual mi estado de ánimo cambió, reflejándose en cuanto a la calidad de mis respuestas, llegando a crearse entre ellos y yo un vínculo erótico y emocional que me tenía más que satisfecha.

 

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