SINOPSIS DE «TATIANA PETROVA, LA PROFESIONAL», 5ª novela de Celia Velasco-Saorí
La rusa Tatiana Petrova, cuando aun no había cumplido catorce años, se vio obligada a abandonar su país y emigrar a Ámsterdam para trabajar como doncella. Pronto se dio cuenta de que los hombres eran el sexo dominante, pero, también, que su espectacular belleza les embelesaba, por lo que, de manera involuntaria, se instruyó en las artes amatorias, decidiendo que ese sería su medio de vida. Para ello se instaló durante un tiempo en diversas capitales europeas, en las que se codeaba con la alta sociedad, y donde elegía a aquellos amantes que podían colmarla de lujos.
Decidida a terminar con ese tipo de vida, eligió vivir en Mallorca con un canadiense, quien, además de darle todos los caprichos, la dejaba mucho tiempo libre para poder atender los negocios que tenía en su país. 
Pero una serie de circunstancias la hicieron sospechosa de la desaparición de dos hombres, lo que la llevó a prisión hasta que se aclararan los hechos.
La inspectora judicial, Dolores González, decide investigar de manera personal la misteriosa historia de la protagonista, a la que consigue convencer para poder visitarla asiduamente, gracias a lo cual llega a conocer hasta el último detalle de su vida.
El inesperado desenlace de esta historia de lujos y farsas, de prostitución, de intriga y misterio, se esclarece en las últimas páginas de esta novela que atrapa desde el principio, y que no dejará indiferente al lector.



La rusa Tatiana Petrova, cuando aun no había cumplido catorce años, se vio obligada a abandonar su país y emigrar a Ámsterdam para trabajar como doncella. Pronto se dio cuenta de que los hombres eran el sexo dominante, pero, también, que su espectacular belleza les embelesaba, por lo que, de manera involuntaria, se instruyó en las artes amatorias, decidiendo que ese sería su medio de vida. Para ello se instaló durante un tiempo en diversas capitales europeas, en las que se codeaba con la alta sociedad, y donde elegía a aquellos amantes que podían colmarla de lujos.
La autora me ha cautivado de nuevo, como me sucedió ya cuando leí Los atardeceres de Julia. Me resulta difícil explicar con palabras las sensaciones que me produce su forma de escribir, esa forma maravillosa de describir situaciones, detalles y sentimientos con el más sencillo de los lenguajes, de forma que cuando se empieza a leer uno no puede parar. Uno se desliza sobre los párrafos, nunca choca con las palabras como ocurre con autores que pretendiendo ser profundos y demostrar su gran conocimiento del lenguaje, convierten la lectura en un salto de obstáculos.
odamos apreciar todos sus matices, aunque es verdad que la autora nos da un respiro de cuando en cuando. El final se precipita de una forma que deja al lector con ganas de más.











