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Written by Celia Velasco-Saori

Los pesares de Julia Maldonado

Se desabrochó lentamente el abrigo y lo dejó caer al suelo. Se dirigió a la nevera, abrió una botella de vino y, sirviéndose una copa, empezó a dar vueltas por el salón como una posesa…

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Al rato, dando traspiés por el salón,  terminó por sentarse en un sofá, apoyó cabeza en el respaldo y cerró los ojos. Poco después unas lágrimas calientes empezaron a deslizarse por su rostro, a la vez que imágenes confusas se proyectaban nítidamente en su mente, viéndose ella misma, un año atrás, llamando al movil de Javier sin obtener respuesta.

images-605Todo a su alrededor se quedó paralizado. Y, de repente, el pasado se convirtió en presente.

Y su mente trastornada la llevó a verse tirada en cualquier calle, como un perrillo sin amo, sola, abandonada…

 

Otro párrajo de Los atardeceres de Julia

Cuando Julia entró de nuevo en aquella casa, tuvo la sensación de como si todos los fantasmas del pasado la estuvieran esperando para abalanzarse sobre ella.

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images-598Eran como presencias extrañas prestas a recordarle cada momento allí vivido un año atrás. De reperte, le pareció como si una fuerza malévola le absorviera toda su energía dejándola completamente bloqueada, sin apenas fuerzas, y percibiendo al mismo tiempo un olor denso y viscoso…

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Mi paso por facebook

Esta es mi película de Facebook. Consigue la tuya enhttps://facebook.com/lookback/ #FacebookIs10

Un enamorado de Los atardeceres de Julia

Tengo que reconocer que me he enamorado de Julia Maldonado.

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No sé si, por ser hombre, algunos me tacharán de cursi o desfasado al considerarme un romántico empedernido, amante de la mujer, la sensibilidad y el amor sin medida.

Leer esta novela, me ha traido recuerdos muy cercanos de un amor imposible.

Con ella siempre bebíamos el mismo champagne,  y  las rosas blancas eran sus favoritas, encargándome personalmente de que nunca le faltaran.

Por motivos que no voy a desvelar, debíamos vernos en la clandestinidad.

Nunca podré olvidarme de esa mujer, muy parecida a la que describe en su novela, que no se llamaba Julia, pero sus características físicas o, por lo menos como yo la imagino, eran  casi calcadas.

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Me ha emocionado la historia que cuenta, aunque la mía no termina igual, también la he perdido para  siempre.

Jamás podré olvidarme de ella, pero existen, además de las dificultades personales que nos impedían estar juntos, muchos  océanos por medio.

Felicidades por su obra. Y esperando la próxima.

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Un rendido admirador.

Jesús M.T

 

Julia: «Me ha hecho llorar en muchos momentos».

Cati Pujadas.

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Hola Celia, acabo de terminar Los atardeceres de Julia.
¡Que pena !
¡Lo volvería a leer ahora mismo !
¿Para cuándo el segundo ?
Saludos.
 
Muchas gracias, Cati.
Me encantaría que me escribieras tu crítica explicándome tus sensaciones, SIN DESVELAR EL FINAL. Me gusta ponerlo en mi muro, y en mi Blog Si no te importa, claro.
La segunda novela está en proceso de corrección. Ufff…!!! Una locura.
Pero pronto estará en la calle. Te reitero mi agradecimiento.
Un beso.
Celia
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  Cati Pujadas.
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Primero decirte que estoy encantada que me hayas contestado.
He leído la novela en 3 días.
Me apasiona la lectura , pero esta novela en concreto, me ha llegado al corazón…
Me ha hecho llorar en muchos momentos …
He disfrutado de cada página y de cada momento que he estado pegada a él.
Ha sido un auténtico placer tenerlo en mis manos.
Gracias.
Un beso.
Cati.

Otra lectora de Los atardeceres de Julia

 María Rosa Salinas Rivas

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    • Animals!!! Son las dos de la madrugada….
    • La verdad es que no me esperaba este final…
    • ¿Y ahora que hago? Se terminó…
    • Me ha dejado un poco sorprendida, con ganas de más…
    • Te voy a ser sincera Celia, llevo tres días enganchada a tu novela.

Me ha encantado la historia desde el principio,  sus personajes y, desde luego, todo lo que se refiere a Mallorca (siendo mallorquina), me ha emocionado mucho, y me has hecho recordar tantas cosas de mi vida y los los lugares que citas en la historia, con la exquisitez que te refieres en todos los detalles de calles, sitios, cultura, gastronomía y parajes de donde transcurre la historia.

También que Julia tenga mi edad me ha hecho pensar en muchas veces coger el avión e irme a empezar de nuevo… ¡Justo a Noruega, mi segundo paraiso!!! Donde viví ocho helados inviernos, pues en temporada alta volvia a Palma a trabajar los seis meses de contrato fijo discontinuo que teniamos en el hotel para el que trabajaba.
He vuelto a verlo en Javier Ortega… Y me has hecho volver a revivir muchos recuerdos que tenia ya olvidados.La primera vez que alguien me enseño el todo Madrid fué mi primer amor …. Habiendo sido campeón de Trial en su ciudad… Su locura venir… a Palma y casarse conmigo… nos enamoramos en Madrid.  A los 17 años, yendo de paquete y sin casco en un vespino tuvo un accidente y murió…de Reinosa a Santander. Era moreno, de ojos verdes y sonrisa encantadora…
Gracias Celia por haberme hecho pasar este fin de semana leyendo. “Los Atardeceres de Julia».
Ahh y esta noche brindaré con mi marido con una botella de “Don Perignon» que, casualmente, era el champagne preferido de Pablo y mío.
Te deseo mucho éxito en tu próxima novela. Un beso y salut!!!

Otro párrafo de Julia Maldonado y Javier Ortega

Exhaustos, completamente empapados, se dejan caer el uno sobre el otro.

images-850Sin saber el tiempo transcurrido, sintiendo como la respiración se va relajando lentamente, Javier, cautivo de ese cuerpo tan ansiado durante meses, siente la necesidad de poseerlo de nuevo. Nota que su virilidad ha vuelto a cobrar vida,  y abraza a Julia girándola hacia él para besarla en los labios, en un beso lleno lascivo, lleno de pasión. Ella, que siente su mismo deseo, levanta el pubis y, basculando su cuerpo, siente como su miembro erecto parece atravesarla. Tras un leve vaivén, comienzan a mover las caderas para acoplarse mejor el uno al otro, hasta que un hormigueo les recorre todo el cuerpo, sintiendo las vibraciones y sacudidas preludio de una nueva llegada al clímax.

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Minutos después, Julia volvió en sí y miró a Javier tumbado a su lado, tenía los ojos cerrados y una suave  sonrisa en los labios. Parecía un niño durmiendo plácidamente.

Se quedó pensativa mirando hacia el techo. No llegaba a comprender como ese hombre podía excitarla de un modo tan irracional.

Sin poder evitarlo, volvió a acariciar ese cuerpo que tanto placer le proporcionaba, sintiendo como su sexo volvía a palpitar, a contraerse, a ponerse tenso, y a prepararse para una nueva batalla en la que ella deseaba llevar la iniciativa.

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Javier abrió los ojos, viendo a Julia mirándole fijamente sin poder disimular el deseo reflejado en ellos.

Sin mediar palabra, le besó apasionadamente, haciendo que sus cuerpos volvieran a unirse.

Segundos después,  Javier se incorporó, y cogiéndola de la mano la condujo hacia una silla donde él se sento. Tiró de su mano hacia él suavemente, y le dijo en un susurro:

 

 

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«Ven, mi amor, siéntate sobre mis rodillas con las piernas separadas,

abrazando mis muslos y de espaldas a mí.

Quiero que vuelvas a sentir todo lo que te deseo.»

Cómo atrapa Los atardeceres de Julia…

Maria Rosa Salinas Ribas.- Ahora mismo lo he comprado…

Adiós a Facebook… Porque si no, no me concentro para leerlo!

Los atardeceres de Julia, no deja dormir a sus lectoras

  María Rosa Salinas Ribas.1010214_10151980520401220_1208870002_nOhhh my god I can’t stop reading that novel from my friend Celia Velasco-Saorí…

Un «trozo» de Los atardeceres de Julia

images-728«Quiero pedirte perdón por no haberme comunicado contigo en todos estos meses.

Antes de explicarte nada, quiero que sepas que me siento avergonzado por la última y desafortunada conversación que mantuvimos.

En mi delirio, en el que se mezclaron el alcohol con la desesperación, creo que fui altamente grosero contigo, de lo que ahora me arrepiento una barbaridad.

Conociéndote, como te conozco, sé que habrás estado muy preocupada sin tener noticas mías.

No he tenido conciencia del daño que os estaba haciendo a ti, y a los chicos.

He deambulado de un lado a otro sin control alguno, permaneciendo en moteles de carretera,  lugares totalmente inhóspitos, hecho una piltrafa, junto a una botella de alcohol como compañera inseparable.

De alguno de ellos me echaron sin contemplaciones, por portarme como un desequilibrado, rompiendo vasos y botellas contra la pared en los momentos en los que el exceso de alcohol me llevaba a lo locura.

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Mi estado físico, y mental, era lamentable.

 

 

 

He llegado a pasar cinco días sin salir de una cochambrosa habitación, tumbado en la cama, borracho como una cuba, y comiendo, cuando el hambre y la conciencia me lo pedían, algún trozo de pizza.

No me he metido debajo del agua de la ducha en muchos días.

El mundo que estaba fuera del mío en esos momentos, nada me importaba.

Me hubiera gustado no despertarme del gradable sopor que me invadía cuando llegaba a perder la conciencia…»images-736