¡A sus pies, mi Ama!
Arrodillado y postrado a sus pies, le doy las gracias por otorgarme esta oportunidad de poder explicarle en qué consisten estas “perversiones” como Usted las ha denominado, pero que para muchos, y muchas, son el motor de nuestra libido. Espero ser digno de Usted, y que dentro de un tiempo desee conocerme y probar en persona lo que voy a contarle.

Este mundo de Dominación y Sumisión abarca un amplio abanico que cada uno lo disfruta a su manera. Desde un suave juego sexual, hasta altos grados de sadismo, estando este último caso, según mi opinión, en el límite o dentro de la enfermedad mental. Yo no soy sádico ni masoquista, aunque no niego que unos azotes, o cierto grado de sufrimiento, puede ser muy excitante como parte del juego.

Me ofrezco como su Esclavo, entregado y sometido a sus caprichos y deseos, un objeto para su placer, un perro siempre a sus pies dispuesto a satisfacerla como desee. Sería suyo y Usted mi Ama, mi Dueña y mi Diosa, a la que adoraría y serviría.
Como ve, la forma de expresarse y el tratamiento, son importantes dentro de mi fantasía. Así yo me dirijo a Usted en esos términos. Y Usted, hacia mí, de la forma que desee: esclavo, siervo, perro… Incluso humillándome verbalmente si es su deseo. Y también físicamente, pues debe tener claro que suyo soy y que le entrego mi voluntad y mi cuerpo, para que disfrute de mi como desee, solo pensando en su propio placer. Y no tenga ninguna duda de que mi placer vendrá a través del suyo, al sentir como Usted disfruta de mí siendo su esclavo.
Así mi lugar estaría siempre inclinado ante Usted, incluso podría ponerme un collar y una correa de perro si es su deseo. Estaría encantado de lamer y besar sus pies, y todo su cuerpo, intentando darle placer con mi boca y lengua allí donde mi Ama desee. Podría sentarse sobre mí usándome de silla, o podría llevarla sentada sobre mi espalda como si fuera su pony, mientras yo arquearía mi espalda arriba y abajo, y me balancearía hacia delante y hacia atrás para que sienta como su sexo se roza en mi espalda, al igual que sentiría mi esfuerzo por satisfacerla. 