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VIDAS ROTAS.

Prólogo VIDAS ROTAS, nueva novela de Celia Velasco-Saorí

No es tarea simple escribir sobre el trabajo de alguien a quien se conoce, sin caer en «tópicos emocionales» ni dejarse llevar por el elogio fácil y condicionado. En el caso de Celia Velasco no es complicado ser objetivo, para los que conocemos un poco de la personalidad magnética y obra en consonancia de la escritora madrileña, que siempre escribe desde la atalaya firme de la propia experiencia, desde la búsqueda de lo autentico y verdadero, humanísticamente hablando.

En sus tres novelas anteriores ha tocado temas de interés general ; el amor, el sexo, y la vejez, de una forma realista y sensible al mismo tiempo, mediante el uso de un lenguaje crudo a veces, pero adecuado y oportuno dentro de los contextos.   images-249

Lo que identifica a la obra de Celia Velasco es una progresión lineal constatable, en cuanto a elección de los temas y forma de trabajar sobre ellos, con sensibilidad y compromiso constante en el desarrollo de una escritura práctica para el interés de sus lectores. Podemos decir que todo ello se consigue en esta nueva novela, madura y comprometida, que nos deja una sensación remanente de haber hallado una información de utilidad, más allá del entretenimiento.

En esta ocasión se afronta un tema complejo, a través de las experiencias de Laura Medina, la protagonista. Un asunto todavía tabú para una sociedad hipócrita en algunas ocasiones. «VIDAS ROTAS» nos acerca a este mundo oculto de las prisiones, y trata de mostrarnos una realidad compuesta por la amalgama de vivencias de los internos y de los profesionales que deben velar y trabajar para su correcta reinserción en la sociedad. La psicóloga se introduce en el infierno cotidiano que comparten millones de personas privadas de libertad, mientras vive el suyo propio, envuelta en un estado repleto de dudas existenciales que le impide afrontar sus emociones más oscuras, potenciadas con frecuencia en su entorno laboral. Al límite de sus fuerzas, Laura comienza a tomar su responsabilidad ante lo que le acontece, a practicar un autoanálisis comprometido, hecho que influirá de manera determinante en su vida. Nos lo muestra en esta novela plena de drama y crudeza, pero que al mismo tiempo vislumbra la posibilidad de un cambio esperanzador, la humanización de las instituciones penitenciarias por una parte, y la capacidad personal de renacer de las propias cenizas por otra.images-248

Otros personajes claves en la novela, Carmelo, José, o Willy, nos muestran la dura realidad a la que se enfrentan a diario a través de sus experiencias. Nos inquietan por momentos , si pensamos en lo fina y frágil que es la línea que a veces separa a un preso de un hombre libre, tanto física como mentalmente, en un mundo donde el estrés y las situaciones complejas nos pueden acercar en ocasiones a la frontera entre un estado u otro. Se deja entrever un mensaje subliminal que considero claramente intencionado; las circunstancias adversas y a veces completamente fortuitas pueden llevar a cualquiera a verse en situaciones parecidas. En esta novela se tratan estas y otras cuestiones de manera muy ilustrativa.

«Si odias a una persona, odias algo de ella que forma parte de ti. Lo que no forma parte de nosotros no nos molesta.» (Hermanen Hesse)

Por una parte se habla aquí de la libertad «física» de la que están privados algunos personajes, pero al mismo tiempo se persigue la búsqueda de libertad seguramente más importante, la que nos da la capacidad de elegir el rumbo de nuestra propia vida. También nos cuenta una historia de superación ante la «adversidad» que implica a veces vivir, mientras nos remueve la conciencia a momentos y nos incita a ser empáticos, a tener una visión más amplia y compasiva acerca del prójimo y sus vicisitudes, mediante un mensaje valioso envuelto en lo ambiguo que supone la coexistencia entre la miseria y grandeza del ser humano.

«Aprender a leer es un fuego, cada sílaba que se deletrea una chispa» (Víctor Hugo)

images-244   Creo que el texto precedente es apropiado para terminar este prólogo a la última creación de Celia Velasco. Después de leer su novela nos queda la certeza de que en ella se encuentran multitud de chispas que pueden encender la llama del pensamiento útil, llevados de la mano por una gran comunicadora, con más de 25 años de carrera profesional.

 

 

Enhorabuena a la escritora por este nuevo e interesante trabajo, y a los lectores que hallarán en él motivos de reflexión y horas de apasionante lectura.

Juan A. Montañez

 

 

 

 

Párrafo de VIDAS ROTAS, el nuevo libro de Celia Velasco-Saorí.

images-225Cuando entró en el vagón, se sentó frente a un anciano de espesas cejas grises, que cubría su cabeza con un gorro de lana.

Para distraerse durante las catorce paradas que le quedaban hasta llegar a la Plaza de España, miraba a hurtadillas a la gente, estudiando sus gestos, sus muecas, sus tics… O agudizaba el oído para escuchar las conversaciones que mantenían los que la rodeaban, pescando retazos de algunas que, o bien la divertían o, por el contrario, la perturbaban.

Esa tarde, su atención se centró en el viejo de espesas cejas.

Tenía ojos pequeños y cansados.   images-221

“Su vida ha debido de ser dura –pensó al observarle-. Tiene unas manos fuertes y gastadas. Debe de ser de esos que han trabajado toda su vida de sol a sol, en el campo o en la construcción, para llevar a su casa el salario íntegro con el que poder mantener a una familia numerosa.”

Llegaron a una estación principal donde se apearon muchos pasajeros y entraron unos pocos más.

images-224“Quizás –seguía mirando al viejo-, es de los que se toma todos los días unos vinos con los amiguetes en el bar, porque tiene venillas rojas en la cara, y eso es señal inequívoca de bebedor. Es posible que sea viudo. El cuello de la camisa que lleva debajo del jersey, se ve sucio y deshilachado. Si su mujer viviera, supongo que no le dejaría salir así a la calle. ¡Pobre hombre! Sus hijos deben de tener una vida similar a la que él tuvo, por lo que no tienen tiempo de ocuparse del abuelo. ¿Dónde irá ahora este hombre? ¿Y de dónde vendrá? Puede que pase parte del día en el metro, yendo de una punta a otra. Aquí, por lo menos, se distrae viendo entrar y salir a la gente, y está calentado.”     images-218

Lee más sobre VIDAS ROTAS (de Celia Velasco-Saorí) Pronto…

images-197-Ha sido otro de los momentos más duros que he vivido con uno de mis pacientes, Esteban. Creo que el más cruel, brutal, inhumano y monstruoso. Me estoy refiriendo a Carmelo –Laura hizo una breve pausa para que su amigo se centrara en el personaje- . ¿Recuerdas que en su primera visita no fui capaz de sacarle una palabra? Pues hoy ha hablado. ¡Qué horror! Jamás pensé que se pudiera hacer tanto daño a una persona de forma tan cruel y mezquina. Fíjate como ha sido, que le he pedido en medio de su confesión que lo dejáramos para otro día, y no por el esfuerzo que notaba que estaba haciendo al recordar las brutalidades que había sufrido, sino porque, realmente, era yo quien no podía continuar escuchando tales atrocidades.images-56

-Tranquila, tesoro. Cuéntamelo y sacarás ese peso de tu interior.

-Es un chico gay, que desde pequeño ha sido maltratado por su padre, quien nunca admitió su condición de homosexual. Se escapó de casa con quince años porque no podía soportar las palizas que le daba su padre, quien creía que de esa manera podría quitarle sus modales tan poco masculinos. Después de mal vivir unos días en la calle, se encontró con unos transexuales que le acogieron en su casa. Más adelante, por razones que serían muy largas de explicar, se vio metido en un lío de drogas y, aunque no tenía nada que ver con ese asunto, terminó dando con sus huesos en un centro de menores. images-201

Y fue allí donde comenzó su auténtico calvario:
abusos y salvajadas aberrantes que le han dejado marcado de por vida. Ya te lo explicaré otro día con detalles, ahora me siento incapaz de verbalizarlo de nuevo y pasar por el mismo tormento que sufrí al escucharle.

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Laura se va al cine con su madre (VIDAS ROTAS) DE CELIA VELASCO-SAORÍ

Mamá, no tengo demasiado espacio en el ático, pero nos arreglaremos bien -le dijo Laura, cuando le tocó el turno a ella-. No he podido quedarme con el cuarto piso que tenía la abuela, que era más grande y estaba mejor acondicionado, porque hasta que no encuentre trabajo, tendré que organizarme con el dinero que me ha dado, que pienso devolvérselo cuando haya ahorrado algo. Además, tampoco necesito mucho más espacio para mi sola.images-189

-Estoy muy orgullosa de ti, hija mía. Has estudiado mucho y te mereces triunfar en la vida. Yo también te he traído algo de dinero para que te arregles hasta que encuentres trabajo.

-No, mamá. No te preocupes. Sabes que no necesito mucho para vivir.

-Cógelo hija, soy yo la que no lo necesito. Cuando encuentres trabajo me lo devuelves, si eso te hace sentir mejor.

-Gracias, mamá. Te lo devolveré. Estoy segura que encontraré algo pronto.

Y cambiando de tema, la cogió del brazo, y le preguntó:

-¿Qué te apetece si nos vamos al cine y nos inflamos a palomitas?images-186

-Me parece una excelente idea, hija. No sé cuándo fue la última vez que entré en una sala de cine. Posiblemente cuando todavía era en blanco y negro -sonrió.

Volvían a casa madre e hija comentando la película y riendo al recordar algunas escenas de “La jaula de las locas”, una divertida comedia que interpretaban Robin Williams, Nathan Lane y Gene Hanckman, entre otros grandes actores.

La noche estaba cerrada.

Una farola desprendía una suave luz amarillenta en la acera de enfrente, y solo la luna, casi llena, iluminaba la calle vacía y silenciosa.

De pronto les pareció escuchar unos pasos que se aproximaban cautelosamente.images-176

Asustadas, se apoyaron en un portal que tenía la puerta cerrada, un poco retranqueada, con lo que les pareció que nadie podía verlas, y se quedaron quietas unos minutos que les parecieron eternos, en los que solo se escuchaba el latir de sus corazones.

Allí permanecieron hasta que, una vez transcurrido un tiempo prudencial, y ya nada se oía en la calle, salieron cogidas de la mano a paso lento, descubriendo enseguida la silueta de un hombre acechándolas entre los coches aparcados.images-187

 

 

 

VIDAS ROTAS ( muy pronto nueva novela de Celia Velasco-Saorí)

images-174Cada mañana se despertaba gritando y maldiciendo, soltando por la boca toda clase de exabruptos contra todo el que se le pusiera por delante. Salía de la cama arrastrando su cuerpo a causa del resacón del día anterior. Y cuanto se encontraba con su mujer en cualquier rincón de la casa, la empujaba o la insultaba, para pasar a exigirle que le pusiera inmediatamente el desayuno en la mesa de la cocina.images-177

 

Manuela tenía el cuerpo cubierto de moratones y algún que otro hueso roto por una mala caída que no llegó a soldarse bien, pues nunca quiso denunciar a su marido, y por ello, no consintió ir a un hospital, donde sabía que le harían preguntas que prefería no tener que contestar. Así que ella misma se curaba las heridas y lesiones que le ocasionaba.

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VIDAS ROTAS (de la próxima novela de Celia-Velasco-Saorí)

LAURA NO SABE CONTROLAR SU ADICCIÓN AL ALCOHOL.images-169

Pero la mayor tragedia de la reducida vivienda, era tener que subir a pie los cinco pisos a través de una empinada escalera de altísimos peldaños de madera, que la dejaban sin aliento, y que, en las noches de excesos alcohólicos, la obligaban a subir gateando, para terminar acurrucada en cualquier rellano donde se quedaba dormida hasta que los vecinos más madrugadores, compadeciéndose de ella, la recogían y la ayudaban a llegar a su casa.

images-174-“Laurita, querida, ¡tienes que cuidarte más! Si tu abuela te viera… ¿Te imaginas lo triste que se pondría al verte en este estado?” –le recriminaba doña Engracia, la del cuarto izquierda, que, pese a sus años, subía las escaleras de un tirón.

-Sí, doña Engracia. Tiene razón –respondía entre tropezones, intentando alcanzar el próximo escalón-. Estoy tratando de controlarlo, pero me resulta tan difícil…

Los vecinos, personas mayores que vivían en aquel edificio desde hacía muchos años, eran como una gran familia. Conocedores del drama que la chica había pasado con su madre, y la gran amistad que les unió a su abuela durante tantos años, comprendían su estado de ánimo y se apiadaban de ella.images-176

-“No hace falta que te diga que si necesitas hablar con alguien, si quieres que te traiga algo del mercado, o cualquier otra cosa, puedes contar conmigo. Ya sabemos que trabajas hasta muy tarde, y que no tienes tiempo para hacer esos recados de ama de casa. Sabes que te apreciamos, Laurita.”

-Gracias de nuevo, doña Engracia, pero me las arreglo. No se preocupe.

Y regresaba a su pequeño mundo de cuarenta metros, íntimo e infranqueable, donde pasaba muchas noches en vela y horas de angustia infinita. images-179

 

Párrafo de VIDAS ROTAS, nueva novela de Celia Velasco-Saorí

Pese a lo mal que se encontraba, tenía que ir a trabajar.    images-163
Retiró la ropa que la cubría, mientras maldecía entre dientes haber conservado el viejo y tosco despertador de su abuela, que le hacía estallar la cabeza todas las mañanas con un repiqueteo ensordecedor.
Se incorporó poco a poco, y sin apenas abrir los ojos, que le dolían como si hubiesen sido fuertemente golpeados, se dirigió casi a tientas hacia la ducha, dejando caer el chorro del agua con fuerza sobre su cabeza durante un buen rato, recibiendo un masaje relajante que la fue despejando. Ese era el mejor remedio para las mañanas de resaca.images-162
Y hoy era una de esas en las que quieres morirte para no despertar jamás. Se puso un albornoz, envolvió su melena en una toalla, y se dirigió a la cocina, donde se preparó un Bloody Mary poco cargado de vodka, con el que se tomó dos aspirinas.
images-160Apagó la calefacción, que se le había olvidado cuando se metió en la cama, ya de madrugada, y el calor que desprendían los dos radiadores era sofocante para tan solo cuarenta metros de vivienda.
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