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Una tarde de domingo
“Quisiera contarte que a la tercera va la vencida, que el que la sigue la consigue, que al final merecerá la pena. Quisiera contarte que el tiempo todo lo cura, que todas las heridas cicatrizan y que no hay mal que por bien no venga. Que si te caes te levantarás, que no vale la pena preocuparse tanto, que cuando seas mayor lo entenderás. Me gustaría contarte que las cosas saldrán bien, que como en las películas al final siempre ganan los buenos, y que tarde o temprano aquello en lo que pusiste tanto empeño se verá recompensado. Me gustaría decirte que aprenderás de cada error, que es verdad lo que dicen, que si pudiste soñarlo es que podrás hacerlo.
Quisiera tantas cosas contarte…
¿Y sabes qué? En verdad tú sabes tan bien como yo que allí afuera las cosas no funcionan así. En verdad lo único que puedo y quiero contarte es que al menos hay que probar. Saltar al ruedo, quitarse la careta y jugar. Con tus cartas, a tu manera. Llamando a cada puerta, esperando sin desesperar.
Y confiar, porque te podrás perdonar el haber fracasado, pero jamás, nunca jamás el no haberlo intentado”.